Nos encontramos en ese lugar sin tiempo, ni distancia, donde todo es posible porque no aplicamos las coordenadas impuestas por la razón. No importa dónde. Ahora me entregaría a ti así sin más, en silencio absoluto, porque a veces las palabras sin querer más que acercar distancian y crean precipicios casi insalvables, y sólo la piel es capaz de unir, de desandar, y sabe hablar de sobra lo imprescindible.
Me entregaría a ti desnuda, como tú me pediste y como no hice ni te esperé la primera vez. Desnuda y en silencio. Consciente de mí y dispuesta a ti. Dejándonos llevar por el único lenguaje de nuestros cuerpos, libres, por el enorme idioma de la piel, el único sin interferencias. Para besarnos sin límite, lamernos sin contención, tocarnos y acariciarnos sin reserva y con apenas el roce de las miradas y la piel, para que la intensidad del placer sea infinita, y dejar que nuestro Deseo, ese que ya dibujamos sin tregua porque la intuición nos atrajo hasta él, nos lleve hasta donde quiera sin poner límites racionales, y nos permita expresarnos de la forma más irracional posible, más salvaje, más brutal y más sutil a la vez.
Sin coordenadas de espacio, ni tiempo, por ser sentimientos inertes e inmunes a ellas.
© Mª Ángeles Sánchez Román, Mayo 2011
Bienvenido El Arte del Deseo. Deseos...pulsiónde vida. Los mejores de ellos para ti blog, Marian. Llénanos de palabras.
ResponderEliminarUn beso,
Daniel-Gato