Somos el tiempo y la distancia,
implacables,
blindados.
Somos "un grito sordo",
somos una irrealidad que escapa
y corre fugaz de la realidad
etérea pero rotunda,
a la que la vida nos somete
y nos impone sus coordenadas,
de espacio y tiempo,
y abismo,
sin piedad.
Caos tridimensional.
Nos escondimos en la misma realidad,
de la que huimos,
y renunciamos a la vida,
y a nosotros
y somos tú y yo,
y dejamos de ser abrazo.
Y te odio hasta el fondo,
donde vuelvo a encontrarme
con tus ojos,
tus manos,
tu voz y tus versos,
sin tu latido.
Somos el tiempo y la distancia
de una mirada,
de una caricia,
un breve instante,
infinito
que marcó para siempre nuestras pupilas.
© Mª Ángeles Sánchez Román, Mayo 2007
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