La primera vez que hicimos el amor
no tocaste mi piel,
ni besaste mis labios,
me abrazaron tus ojos
y me miraron tus manos,
hasta encontrar mi horizonte,
donde tu piel inventa la mía.
Y una vez ahí con tu gesto,
dibujaste mi contorno,
con mi voz recitaste tu verso,
tu verso fue mi voz
y tu latido mi latido.
© Marian MASR, mayo 2007
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