Dibujas mi rostro,
perdido en el mundo,
y te encuentro en mis ojos susurrándome:
En el centro una gota marrón
Rodeándola un dulce color miel que Dios quisiera
Alrededor un verde claro
Y un aro violeta que todos los Noviembres lo soñaran
Después un blanco transparente
Y lo que cualquier color es incapaz de decir:
¡Una mujer saliéndose por ellos!.
Waldo Leyva, Aguadulce, Abril 95.
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